Breve historia del tango con perspectiva de género: de la “pasividad” al protagonismo
Introducción
La mujer ha sido figura central en el tango en distintos aspectos. Ha inspirado diferentes poéticas: desde la madre querida hasta la milonguita, produciendo sentimientos, en muchos casos incluso, contrapuestos. Como madre o como amante, la mujer siempre provocó movimiento.
La posición social de la mujer, que tal como el tango, se encuentra entramada e íntimamente relacionada con los procesos históricos que atraviesa, va desarrollándose a lo largo del tiempo modificando su lugar: en la sociedad, en la familia, en el trabajo y también así en el baile del tango.
La idea de un origen pasivo y subordinado a la figura masculina patriarcal la enmarca desde un comienzo en un lugar que, con el paso del tiempo, no se correspondía tanto con la realidad sino más bien con una idealización. En el baile del tango sucede lo mismo. La idea de que la mujer es “llevada” por el hombre, cumpliendo el rol de seguimiento, de continuar con el canon, ha sido a lo largo de los años puesto en jaque y conflictuado. ¿En qué lugar se genera el quiebre? En los comienzos del baile del tango la mujer es invitada por el hombre, es quien lo acompaña y no quien baila con él. Sin embargo, luego de la época en que el tango en general sufre una década de abandono, retoma con algunos preconceptos y empieza a enseñarse como un revival de las épocas doradas continuando con esa intención de acompañamiento, aun cuando quienes instruían eran en su mayoría, justamente, mujeres. Hay un despertar en un momento determinado que es reflejo de un proceso más profundo, acompañado por diferentes movimientos feministas, el “nacimiento” del llamado Tango Queer, etc, en donde empieza a modificarse la concepción del baile entre un rol masculino versus un rol femenino para convertirse en una danza de a dos, en donde existen roles que no necesariamente van a coincidir con un sexo en específico sino más bien con una labor ocupando una posición.
Este cambio de paradigma será el foco del trabajo práctico: en qué puntos de la historia dentro del baile del tango la mujer que comienza con un rol pasivo, tanto desde la invitación hasta en la danza en sí, se convierte en un sujeto que se mueve con otro, que pueden conocerse o no, que se acompañan, que manejan un código en común que los funde en un abrazo para bailar juntos.
La idea de un comienzo
Los inicios del tango no pueden datarse en una fecha exacta o citarse con un suceso inaugural, sino más bien con un entramado de redes que van dando la gestación de un nuevo movimiento integral: música, baile, posición social, ideales, etc.
Este proceso lo ubicaremos entre fines del s. XIX y comienzos del s. XX.
Durante ese período se producen diferentes movimientos políticos, económicos y sociales en Argentina: la formación del Estado Nación y la llegada de una gran cantidad de inmigrantes que elaboran un movimiento de resignificación, particularmente en Buenos Aires en donde la cercanía con el puerto cumpliría un rol clave para convertirlo en el centro.
Junto con la explosión demográfica surgió una multiplicación de los prostíbulos en la ciudad, considerando que a fines del s. XIX habría alrededor de 6000 en tan solo la Ciudad de Buenos Aires.
“La inmigración invade las calles de la aldea con política y sexo, con anarquistas tirabombas, prostitutas e invertidos. (…) El tango, con su barbarie prostibularia, reúne ambas clases [sociales] en su erotismo, es la música que da cuenta de este magma que hierve debajo de viejas estructuras. En el prostíbulo todo se confunde: el rufián, el proxeneta y el marginado comparten los mismos apetitos con los hombres acomodados y los niños bien, todos bailan al mismo ritmo, unos y otros cruzan sus piernas y su moral con las piernas y la moral de las prostitutas.”[1]
En este contexto comienzan a darse las primeras expresiones del tango. Como en la danza, donde dos cuerpos se abrazan, se acercan, se rozan, las piernas se entrecruzan y se frotan despertando un lenguaje de erotismo que tiene su raíz en este contexto, que es el que da lugar a que puedan darse estas nuevas formas de expresión.
Feminidad vs. Masculinidad
En esos momentos de “tango prostibulario” existen diferenciaciones entre la feminidad y la masculinidad independientemente de su género. Ambos aparecen con características propias que se relacionan con la pasividad y el poder.
Por un lado, se encuentran las madamas regenteando el prostíbulo y las prostitutas consideradas como mujeres dominantes asociadas a rasgos más masculinos, a una fortaleza que emerge a pesar de encontrarse en una situación de servidumbre, e incluso muchas veces obligada y privada de su libertad. Por otro lado, se encuentra la madre a la que se la idolatra, a la mujer de la casa, que siempre está ahí, que todo lo ha dado. La mujer tiene esa doble posibilidad de existencia antagónica entre sí, amante o madre, generando rencor o adulación, en el prostíbulo dominante pero siendo parte de la servidumbre o en la casa cumpliendo todos sus deberes pero “libre”.
En algún punto la mujer se veía subordinada y con su libertad coartada aunque a veces su respuesta para con ello fuera expresada con rebeldía.
Aunque siempre en una posición mucho más beneficiosa, el hombre también podía tener rasgos femeninos:
“En el prostíbulo nada era nítido, categórico ni estable. A las mujeres que parecían varones se sumaban los varones que parecían mujeres. En efecto, el compañero de la taquera, el compadrito, constituye otro cuerpo “abyecto”. Además de vivir de las mujeres, y con ello demostrar el desenfado y la despreocupación que le generaban el no asumir los roles asociados normativamente a su posición de varón, vestía de manera un tanto sugestiva.”[2]
Se generaba una diferenciación y discriminación hacia los hombres “femeninos” ya que la posición masculina relacionada con la herencia patriarcal solo permitía un tipo de actitud, de poder y dominación. Esta figura, encontraba en el prostíbulo un lugar en donde liberar “necesidades”, pero a su vez, se encontraba con mujeres que lo desafiaban, que lo hacían sufrir. Una vez más, nos encontramos con una paradoja tanto en la historia como en el tango.
Primeros pasos en la danza
Con respecto a cómo se bailaba el tango en esa época, tenemos algunos datos que nos ayudan a reconstruir lo que sucedía.
Muchos de los prostíbulos eran llamados “salones de baile” para encubrirlos en un manto de pseudo legalidad. Uno de ellos, llamado “La Vasca” ubicado en el barrio de San Cristóbal (Carlos Calvo 2721) abría sus puertas a diario con música en vivo y baile escondiendo tras de sí un clásico prostíbulo de la época.
Bailando en lo de la Vasca — tango cantado en 1906 en la obra teatral “Los Disfrazados” de Carlos Mauricio Pacheco:
Bailando en lo de la Vasca
y en lo de la china Rosa
he marcao las doce en punto
por este corte cantor.
En las cuartas no me enriedo
y si bailando, mi china da un tropezón
la sostengo con la izquierda
antes que el paso me pierda
pego el tirón.
Con este pequeño fragmento podemos notar algunos aspectos del baile. La china[3] se encuentra bailando con el hombre, la cual puede tropezarse y va a ser él quien la sostiene, porque es él quien la está llevando en ese baile, en donde si pierde el paso le “pega el tirón”.
Podemos notar que en estos comienzos del tango como baile, la mujer es “llevada” por el hombre. Aun esa mujer del prostíbulo, de clase baja pero que es representada como una mujer fuerte, en ese ámbito vuelve a subordinarse tal como en realidad es su rol en la sociedad.
1916: el tango en palabras
Comienza abril de 1916, con la primera votación secreta y obligatoria para todos los hombres mayores de 18 años en Argentina, dando como resultado a Hipólito Yrigoyen como presidente electo.
La mujer no formó parte de la votación, en esa época estaba circunscripta a la casa o a la ilegalidad. No tenía lugar en el sistema:
“El modelo familiar reposaba sobre el trabajo del varón y sólo en caso de necesidad del trabajo asalariado de las mujeres al que se consideraba complementario. Pero esa complementariedad no se daba entre sujetos considerados como iguales sino que se basaba en la subordinación de uno (la mujer) al otro (el varón).”[4]
En el mismo año, 1916, aparece el primer tango canción: “Mi noche triste”[5].
Anteriormente, el tango estaba fundamentalmente basado en música y en pocas ocasiones acompañado por pequeños fragmentos de letras.
Estas nuevas letras dan cuenta de una nueva figura del hombre, como abandonado por una mujer que lo dejó solo, en contraposición una vez más con la madre, que será venerada en otras tantas letras. La mujer comienza a reafirmar la dualidad representada desde sus comienzos, pero en esta ocasión mucho más fuerte: madre o amante.
En cuanto a la danza, también comienza a ponérsela en palabras: se publica el libro “El tango argentino de salón. Método de baile teórico práctico” de Nicanor Lima.
Hasta ese momento, el tango se representaba con los cuerpos, la música y la improvisación. Al ponerlo en palabras tanto en un aspecto musical como de baile comienza a ser legitimado.
El tango se bailaba de manera improvisada, como una excusa para el contacto, para hablar de sexualidad, erotizarse, abrazarse y encubrir nuevas relaciones con el cuerpo y con el otro de una manera festiva y sensual. En 1916, tiene su método.
Gracias a este libro, tenemos la certeza para afirmar que el rol de la mujer era completamente pasivo, no solo porque todas las indicaciones están dadas para el hombre sino también:
“Como se ve, la dama hace todo al revés, retrocede si aquel avanza y viceversa, baila con pie contrario y en los “laterales” con “lado” contrario también al del caballero, [pero] si éste da vuelta a la izquierda ella lo hará para el mismo “lado” y viceversa, ocurriendo todo esto por dirigir el caballero la danza y darse ambos recíprocamente el frente de sus cuerpos.”[6]
La década del 30
La década del 30 viene cargada por una crisis mundial muy grande, y en Argentina particularmente con un golpe de estado que va a oscurecer todo a su alrededor.
Las películas y la posterior muerte de Gardel (1935), van a marcar como una falta de esperanza y una especie de caída del tango. El tango vive un retroceso, una mirada hacia atrás, comienza a escribirse su historia como si hubiera muerto, cuando todavía le esperaba la época de oro a fines de la década y luego, con Perón.
Época de oro del tango
Hacia fines de la década del 30 comienzan a gestarse diferentes movimientos sociales y de expresión, que dan lugar a la creación de las grandes orquestas del tango con diferentes estilos, letras de tango cada vez más diversas, ya no solo nostálgicas o tristes. El tango crece y como siempre, la danza se encuentra íntimamente relacionada con él. Crece el tango y con él los salones de baile, protagonizando medios de comunicación y ya no subordinados a los suburbios o prostíbulos.
El tango se masifica, sus músicos, cantores y bailarines ya no son vistos como parte de la escoria de la sociedad (aunque contradictorio porque como hemos visto, se componía de todas clases sociales).
“Si el tango había entrado al club proveniente del arrabal, ahora éste volvía a salir transformado y llevando las normas sociales que había aprendido dentro del club al arrabal, intentando transformarlo así, a la vez, en barrio. El club hacía, de algún modo, con el tango, lo que “el progreso” había hecho con el desordenado y revoltoso Maldonado. Algunas otras costumbres muy constrictivas, propias de los clubes de aquella época de “gran vinculación”, son más conocidas. Por ejemplo, el hecho de que los hombres debían ingresar y permanecer en saco y corbata (con algunas autorizaciones específicas para quienes practicaban determinados deportes). En el caso de las mujeres, existían reglas similares […] Otra costumbre conocida es que las chicas no concurrían a los bailes si no era acompañadas de sus madres o de alguna tía; acompañantes atentos, que permanecían al costado de la pista de baile y que al advertir algún gesto indecente de parte de algún bailarín, convocaban a los organizadores para que contuvieran a los “eróticos incorregibles””[7]
Los salones de baile hablan siempre de una danza entre el hombre y la mujer, y aunque ya no era reflejo de un lugar de prohibiciones, la mujer se encontraba no solo subordinada al baile propuesto por el hombre:
“¿Será mujer o junco, cuando hace una quebrada?
¿Tendrá resorte o cuerda para mover los pies?
Lo cierto es que mi prenda, que mi “peor es nada”,
bailando es una fiera que me hace enloquecer…
A veces me pregunto si no será mi sombra
que siempre me persigue, o un ser sin voluntad.
¡Pero es que ya ha nacido así, pa’ la milonga
y, como yo, se muere, se muere por bailar!”[8]
Hasta aproximadamente mediados de la década del 50, encontramos que el tango tuvo sus puntos más álgidos y con una generación de contenido musical que se inmortalizó como referencia del género. La danza lo acompañó desde los salones, los clubes de barrio, generando muchos lugares de esparcimiento en donde la masividad que se gestó encontró su lugar. Sin embargo, continuaban repitiendo algunos estilos que enmarcaba Nicanor Lima en su libro[9], con roles diferenciados por el género de sus bailarines. Aun cuando el contexto daba lugar a una mujer más activa, que podía votar, que trabajaba y no estaba recluida solamente a las tareas del hogar, no encontró esa libertad en los salones.
El baile inapropiado podía ser sancionada tanto para hombres como mujeres. Por ejemplo, en el Libro de Actas del Club Social y Deportivo Villa Malcolm (1951–1953), Acta 10, p. 24, 28/03/1951, se describe:
“Respecto de los invitados que no observan las reglas establecidas en la institución para los días de baile, se resuelve para la próxima reunión, cortar una pieza bailable y efectuar una seria advertencia a los bailarines que lo hagan con la cara pegada.”[10]
El tango tenía un contexto lleno de limitaciones, no estaba listo para salirse de los cánones. Aunque en la música tenía un abanico más grande de posibilidades, tampoco dio lugar a músicos como Piazzolla, que siempre generaron controversias en el género, aunque es indiscutido que pertenecen a él.
De 1960 al 2000: 40 años de sombras
En la década del 60 comienzan a aparecer nuevos ritmos musicales, expresiones artísticas y demás que dan cuenta a una modificación cultural y social, en donde la mujer empieza a modificar su lugar, comienza a liberarse un poco de su rol y subordinación. Luego encontrará un nuevo obstáculo con la dictadura militar, en donde no se detendrá, pero no podrá continuar creciendo a la velocidad que pretendía.
El tango debido a las nuevas expresiones comienza un período de resistencia y de permanencia en las sombras. Forma parte de un grupo más pequeño de seguidores, pierde su masividad. La televisión, la globalización, la individualidad, el espacio privado, todo atenta contra la permanencia del tango que continúa desde un lugar más silencioso, tanto la música como el baile.
La nueva era
Luego de la crisis de 2001 en Argentina, comienza un nuevo resurgir del tango.
Se funda la Orquesta Típica Fernández Fierro, marcando a una nueva expresión del tango con tintes rockeros. Así como también muchísimas orquestas, cuartetos, solistas, letristas, fusiones, etc.
Comienzan a gestarse nuevos centros culturales en donde se toca y baila tango. Se multiplican las milongas, se reabren antiguos espacios.
En todas las zonas de Buenos Aires se inauguran escuelas de baile, en donde se dictan clases que recomponen de alguna manera el esquema de baile que proponía en su momento Nicanor Lima.
En este contexto de crisis económica y resurgir del tango, comienza nuevamente a diversificarse, Lidia Ferrari comenta:
“Un hombre solo no puede bailar el tango y una mujer sola tampoco. Pero en el hecho de que el hombre sea el que conduce se asientan prejuicios e ideologías. Así como en las letras se ubica a la mujer en determinado lugar y se la ve llevada, perdida por el hombre, también con respecto al baile se percibe el hecho de la conducción masculina como una posición de sometimiento o de dominación sobre la mujer. Es por eso que se hace necesario en la enseñanza del tango, mostrar a las mujeres cuando están aprendiendo, que el hecho de que deban aprender a dejarse llevar no significa que deban dejarse llevar a cualquier lado.”[11]
Como contrapartida, en la misma época comienza una experiencia denominada tango queer que propone “un espacio de tango abierto a todas las personas. Un lugar de encuentro, sociabilización, aprendizaje y práctica en el que se busca explorar distintas formas de comunicación entre quienes bailan. En Tango Queer no se presupone la orientación sexual de quienes bailan, ni su gusto por ocupar un rol u otro a la hora de bailar tango.”[12]
Desde los primeros años del 2000 hasta la actualidad, nos encontramos con un abanico de escuelas y milongas con propuestas completamente diferentes.
Por un lado, tenemos las milongas más clásicas en donde se reconstruyen a modo de revival [13] en donde la vestimenta es mucho más formal, en donde incluso el espacio milonguero se divide en dos, las mujeres y los varones ubicados en lugares opuestos con la pista en el centro. Donde los varones invitan a la mujer mediante el “cabeceo”, entendido como costumbre anterior, cuyos orígenes no se encuentran delimitados. Como una práctica en donde nuevamente el hombre está en posición de poder ya que es quien inicia el acto de la danza mediante la invitación.
Existen escuelas también con esa tendencia a la diferenciación de género, en donde la mujer solo puede bailar o practicar con un hombre. En donde los movimientos de uno y del otro se enseñan de manera disociada, como si esto fuera posible.
A pesar de que todavía existen estos lugares y estas prácticas llamadas “clásicas” existen muchos otros ambientes que en general están más relacionados con la juventud, en donde lo que predomina es el baile y el abrazo. En donde se enseña que el tango es una danza de a dos personas que aunque una de ellas proponga ciertos movimientos, no obliga al otro a hacerlos sino que se encuentran en una relación dialéctica en donde no importa el género de los participantes de la pareja del baile.
En esa dualidad, una vez más, se encuentra no solo el tango sino también la mujer. Que aunque existan espacios donde no, en muchos tiene que bailar dejándose llevar y solo puede hacerlo con un hombre; que sigue luchando por sus derechos (como la legalización del aborto), que sigue insistiendo para eliminar la brecha que existe en posiciones sociales, políticas, laborales y económicas, donde aunque seguimos peleando, muchas aún se encuentran en una posición de desventaja solo por ser mujeres.
Notas
[1] Varela, Gustavo (2005). Mal de tango. Historia y genealogía moral de la música ciudadana, Buenos Aires, Paidos
[2] Cecconi, Sofía (2007). Cuerpos abyectos: figuras del género y la sexualidad en la era del tango prostibulario. IV Jornadas de Jóvenes Investigadores. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
[3] China: muchacha de capa social baja. https://www.todotango.com/comunidad/lunfardo/termino.aspx?p=china
[4] Velazquez, Lara. El rol de la mujer argentina ama de casa, desde el imaginario social durante la primer presidencia de Hipólito Yrigoyen y durante la llamada “Etapa Peronista”
[5] Mi noche triste es un tango compuesto por Samuel Castriota que inicialmente era instrumental y se llamaba Lita. La letra fue agregada por Pascual Contursi que lo tituló Percanta que me amuraste, pero finalmente al ser incluido en el sainete Los dientes del perro se le dio el nombre con el que se lo conoce actualmente.
[6] Lima, Nicanor (1916) El tango argentino de salón. Método de baile teórico Práctico
[7] Gálvez, Eduardo. El tango en su época de gloria: ni prostibulario, ni orillero. Los bailes en los clubes sociales y deportivos de Buenos Aires 1938–1959
[8] Fragmento del tango “Así se baila en tango” 1942 Elías Randal
[9] Lima, Nicanor (1916) El tango argentino de salón. Método de baile teórico Práctico
[10] Gálvez, Eduardo. El tango en su época de gloria: ni prostibulario, ni orillero. Los bailes en los clubes sociales y deportivos de Buenos Aires 1938–1959
[11] Ferrari, Lidia (2007) El lugar de la mujer en el tango
[12] Manifiesto de tango queer en http://tangoqueer.com/manifiesto/
[13] Resurrección y revalorización de estilos y modas de otra época
Bibliografía
● Liska, María Mercedes (2014) Placer políticamente incorrecto: “Pasividad” y feminismo en el tango queer de Buenos Aires (https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/36373/CONICET_Digital_Nro.65ed5b62-d630-4839-85e6-e62773513153_X.pdf)
● Ferrari, Lidia El lugar de la mujer en el tango (http://www.buenosairestango.com/docum/danza/mujer.html)
● Ferrari, Lidia El hombre conduce pero la mujer no es una marioneta (http://www.buenosairestango.com/docum/danza/marion.htm)
● Gadea, Carlos A. y Bünsow, Theresa (2017) Las figuras de la mujer en el Río de la Plata a través de la poética del tango (https://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1519-60892017000200006#B22)
● Carozzi, María Julia (2009) Una ignorancia sagrada: aprendiendo a no saber bailar tango en Buenos Aires (https://www.researchgate.net/publication/250992433_Una_ignorancia_sagrada_aprendiendo_a_no_saber_bailar_tango_en_Buenos_Aires)
● Sosa de Newton, Lily (1999) Mujeres y Tango (http://www.biblioteca.unlpam.edu.ar/pubpdf/aljaba/v04a04sosa.pdf)
● Cecconi, Sofía (2007). Cuerpos abyectos: figuras del género y la sexualidad en la era del tango prostibulario. IV Jornadas de Jóvenes Investigadores. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
● Varela, Gustavo (2005). Mal de tango. Historia y genealogía moral de la música ciudadana, Buenos Aires, Paidos
● Lara Velazquez, El rol de la mujer argentina ama de casa, desde el imaginario social durante la primer presidencia de Hipólito Yrigoyen y durante la llamada “Etapa Peronista” (https://www.topia.com.ar/articulos/rol-mujer-argentina-ama-casa-imaginario-social-durante-primer-presidencia-hipolito)
● Gálvez, Eduardo. El tango en su época de gloria: ni prostibulario, ni orillero. Los bailes en los clubes sociales y deportivos de Buenos Aires 1938–1959 (https://journals.openedition.org/nuevomundo/55183#ftn16)
● Vega, Carlos (1977) La formación coreográfica del tango argentino. Revista del Instituto de Investigación Musicológica (http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/greenstone/cgibin/library.cgi?a=d&c=Revistas&d=formacion-coreografica-tango-argentino)